¿Qué significa ser creativo en un sector tan cambiante y, realmente, tan personal como el de la moda? Solo se trata de diseñar vestidos, pantalones, camisetas o, detrás de lo que vemos, se esconden mensajes y códigos? En la sociedad actual donde parece que todos tenemos que ser iguales y, al mismo tiempo, diferentes, para poder destacar y marcar nuestra tendencia, hablar de creatividad es algo curioso.

La moda está relacionada con la personalidad de cada uno que busca, en ella, referencias y canales de expresión. He hablado con varios diseñadores de moda que, por un lado, me mostraron este impulso vital que los lleva a desarrollar su propia marca y compartir su pasión y, por otro, me comentaron una cosa curiosa: la creatividad existe en la percepción de las personas, no en los productos.

M. Hasegawa en su libro “Sí, eres creativo”, afirma que “El nivel de creatividad depende de la imagen de uno mismo”.

Estamos acostumbrados a utilizar esquemas mentales de varios tipos que bloquean la imaginación y su desarrollo y estas mismas etiquetas son nuestro filtro para definir algo creativo o no. A menudo se evalúa solo el pasado, sin dejar espacio al gran abanico de posibilidades que forman el presente. Posibilidades que, a veces, están escondidas detrás de una manera diferente de hacer las cosas y que, simplemente, florecen cuando dejamos de restringir nuestros pensamientos.¿Si la creatividad entonces es solo una percepción, de qué depende esta percepción? ¿De la cultura familiar? ¿Social? ¿De nuestras experiencias? ¿La creatividad entonces es solo una percepción modificada que no tiene nada que ver con un producto? ¿Por esta razón marcas de moda, de fama internacional, invierten mucho dinero en imágenes muy estudiadas y escaparates estratégicamente montados?

Cuando paseo por la calle y observo la ropa expuesta, a menudo, me pregunto dónde está la creatividad en lo que estoy observando. A veces solo se trata de una versión moderna de tendencias pasadas. A veces de algo elitista que, la mayor parte de las personas, no podrían utilizar en su vida diaria. ¿Quién determina entonces si somos creativos? ¿Nosotros o la sociedad? ¿Y si es la sociedad, cuáles son los elementos clave?

Según E. De Bono “el pensamiento creativo no es un talento, es una habilidad que se puede aprender”.

¿Queremos entonces ser creativos? ¿Podemos serlo? Os dejo reflexionar y encontrar vuestra propia respuesta.