Estoy leyendo un libro muy interesante de Erich Fromm sobre el miedo a la libertad y ayer leí una frase que me hizo reflexionar sobre la relación entre el coraje y la libertad: “conformismo compulsivo de la sociedad actual”. Desde hace años la tendencia es la sumisión: a las modas creadas por el sistema, la autoridad (esto, en realidad, se hace de forma muy sutil) y a toda una serie de normas establecidas por el entorno socioeconómico.

Se trata de un concepto difícil de aceptar porque el ser humano tiene la tendencia a querer ser libre, pero, en realidad, lo que la mayor parte de las personas busca es una libertad negativa y no positiva. En esta libertad positiva encuentra su espacio el coraje.

¿Qué es el coraje en el fondo? Es expresión. Expresión de ideas que se transforman en actos. El miedo existe y todos lo tenemos. Miedos que nosotros mismo hemos creado o que hemos recibido de otros (la familia, el entorno, los amigos, los medios de comunicación y mucho más).

El coraje es ir más allá de nuestros límites. Es sentir el miedo y decidir ir adelante. Es una superación personal, una abertura a la Vida.  Es querer encontrar esta libertad positiva que tenemos por naturaleza y que, por una serie de razones, vamos perdiendo al crecer.

Debido a los cambios históricos que la sociedad ha vivido el significado mismo de la palabra coraje ha cambiado. Los peligros, las amenazas y los retos actuales son diferentes de los de la Edad Media o del inicio del siglo XIX. El hombre ha evolucionado en muchos aspectos, pero el panorama que tenemos delante es un cuadro caótico. Hay mucha información (diría demasiada), el tiempo pasa más rápido que nunca, el mercado laboral ha modificado del todo sus paradigmas y parece que ya no se puede inventar o crear nada nuevo.

En mi opinión el coraje representa estas ganas de hacerse un hueco en todo esto ofreciendo “la diferencia”. La diferencia que cada uno puede aportar. Cada uno de nosotros somos únicos y especiales, diferentes en nuestra biología, carácter y forma de pensar. Se trata de hacer un trabajo personal de búsqueda interna para dar a la luz nuestra diferencia única y original. No solo en el trabajo, si no en todos los diferentes aspectos de la existencia.

El coraje se aprende. Se cultiva. Se desarrolla. Se abandona. Cada uno decide como actuar y cómo vivir este gran don que es la Vida.