En la exposición sin imagen, Ignasi Aballí juega con la palabra y el
concepto de imagen, entre lo definido y lo inexpresable.

Ignasi Aballí expone por primera vez en una exposición individual.

En esta ocasión, Aballí reflexiona sobre la presencia y el alcance de una imagen (como una obra de arte), a partir de palabras y su significado. Un planteamiento compartido por la fundación, que se resuelve con este encargo realizado al artista, de trabajar específicamente con la dimensión espacial de la sala.

sin imagen se compone básicamente de dos elementos, diferenciados pero a la vez completamente relacionados. Por un lado, una intervención arquitectónica que altera la percepción del espacio expositivo y su recorrido sin dejar de estar completamente integrada; por otro, puntuando este recorrido y encima de las paredes, palabras que, situadas a la altura de los ojos, se revelan ante la mirada del observador y que explican por qué en su lugar no se presenta una obra.

Las nuevas paredes construidas no están dispuestas en perpendicular a las paredes que delimitan la sala, sino que presentan un desplazamiento tangencial hacia parejas de columnas distribuidas por el espacio, el cual experimenta, así, una nueva configuración arquitectónica. Cada pared se puede entender como un plan, un espacio dispuesto a acoger una imagen, una obra.
Y el artista cambia esta visualización por una palabra, el significado de la que problematiza la relación entre lo visible y lo imaginario.
Palabras en lugar de una imagen que se ofrecen como alternativa a una ausencia, a la falta de algo para ver. Las palabras sustituyen supuestas obras ausentes, pero no son ellas mismas una nueva obra: su sentido en la instalación es el de advertencia y explicación, como un texto de sala expandido.

En la trayectoria de Ignasi Aballí es frecuente la utilización de palabras, como texto y como imagen. La relación que la palabra y su significado establecen con el apoyo se ha explorado ampliamente en diferentes obras.
Una serie de lienzos pintados con un color sobre el que se superpone la descripción o las diferentes denominaciones de un color escritas encima de la pintura servirían de ejemplo. En otros casos, los listados de palabras - normalmente recortes de periódicos y dispuestas en un orden determinado (Alfabético, numérico, repetitivo ...) o clasificadas en función de criterios diversos - también están muy presentes en su manera de entender o descifrar el mundo que le rodea, cuestionando la estructura lingüística del conocimiento. Como diría Foucault en Les mots et les choses, "Lo que corresponde al saber no es ver ni demostrar, sino interpretar ".

En la propuesta site-specific de carácter conceptual que presenta a la Blueproject Foundation, Ignasi Aballí sigue esta línea de obras de base textual, pero aquí se desplaza hacia una dimensión espacial y, juntos, ambos conceptos provocan un colapso entre palabra e imagen, entre lo definido y lo inexpresable. Adentrarse en el espacio de la instalación es como recorrer los meandros de la memoria, buscar el rastro de imágenes difundidas o que no existen, en lo que podríamos considerar una escenografía de la ausencia.

Ausente, escondida, vaciada, censurada, desaparecida, desconocida, efímera, borrada, impensable, imperceptible, inconcebible, inexistente, inimaginable, inmaterial, invisible, no vista, secreta, transparente, son palabras, todas ellas, sin imagen.